A MICRÓFONO ABIERTO Claudia Gpe. Pérez
Cada vez más mujeres alzan la voz, se empoderan y logran denunciar a sus violentadores, sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para que la ley se aplique.
De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), “La violencia política afecta el derecho humano de las mujeres a ejercer el voto y a ser electas en los procesos electorales; a su desarrollo en la escena política o pública, ya sea como militantes en los partidos políticos, aspirantes a candidatas a un cargo de elección popular, a puestos de dirigencia al interior de sus partidos políticos o en el propio ejercicio de un cargo público”.
Sonora un estado donde el machismo y la misoginia predominan, es ahora una entidad alertada por violencia de género, donde en la política partidista y espacios públicos este machismo y misoginia también está presente.
Casos como el de Ana Castelan Valenzuela quien deja las filas de Movimiento Ciudadano tras ser violentada sin que las instancias de su partido actuaran. Ela sostiene, fueron los propios coordinadores del partido naranja en Sonora y Cajeme quienes respaldaron que su agresor fuera candidato en la planilla al gobierno municipal de Cajeme en la elección del 2021.
Rebecca Ching Hurtado, regidora morenista en San Luis Rio Colorado, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y Asuntos Fronterizos, fue víctima de abuso sexual, denuncio pero sus compañeros de gobierno y partido en lugar de apoyarla iniciaron una campaña de desprestigio en su contra.
Llegaron decirle que se merecía lo que me había pasado, que habría que celebrarle al atacante con una carne asada por lo que me había hecho.
Otro caso fue el que enfrento la ex regidora Alma Aurora Preciado, ella logro un espacio en cabildo para representar al Partido Encuentro Social en la administración de Sergio Pablo Mariscal mismo que quiso desplazarla para otorgar esa regiduría a otra persona.
Como ellas, muchas más mujeres han enfrentado o viven la violencia política de género, pero no basta tener leyes en la materia urege hacerlas valer.
Dejar el discurso y pasar a la acción, castigar a los violentadores y sus porros, pero también a quien obstruye, retrasa u omite su aplicación.
Soy Claudia Gpe. Pérez, con gusto recibo sus comentarios
P.D. Ponerse las gafas violetas la tarea en #Sonora