
Por Michel Inzunza
Hace un par de días platiqué con una vieja amiga. La conocí cuando ambos estudiábamos en la Universidad de Sonora. Actualmente ella vive en una comunidad ubicada al sur de California y al igual que miles de indocumentados, junto a su marido, quien es gerentes de una fábrica, buscan hacer su vida en Estados Unidos hasta donde la Ley se los permite.
Debido a tanta información que circula en México a través de redes sociales acerca de las políticas de inmigración del presidente Donald Trump, decidí contactarla y conocer la realidad que ella y su esposo viven diariamente. La primera pregunta que me surgió fue saber cómo le afectan las redadas masivas que tanto se han anunciado.
Desde antes de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca se ha vivido una incertidumbre entre la comunidad indocumentada, respondió, si bien se informó acerca de redadas y deportaciones, obviamente que el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos) no dio a conocer una estrategia en concreto, posiblemente para no alertar a los migrantes.
Tampoco sabíamos ni sabemos si habrá puestos de control o revisiones en algunos puntos de la ciudad en donde el ICE participe, dijo, la semana pasada a través de grupos de Whats App y otras redes sociales se informó de operativos en el área, aun así, ya se siente un poco más de tranquilidad en la comunidad y la gente comienza a realizar más confiada sus actividades, respondió
En cuanto a las protestas y manifestaciones, me comentó que el lunes 3 de febrero se hizo un llamado a un “Día sin latinos”. La idea era que esta parte de la población no asistiera a trabajar, no hiciera compras y no cargara gasolina, sin embargo, el movimiento fue confuso ya que ciertas empresas, algunas de origen latino, como es el caso de la fábrica donde labora su esposo, no se solidarizaron y aunque el anuncio circuló en redes sociales, este careció de credibilidad.
Durante la conversación me comentó que a algunos conocidos de ella, quienes trabajan en cadenas estadunidense promigrantes, se les orienta en sus derechos y cómo deben actuar en caso de una redada, además, de ser necesario se les permitiría ausentarse o faltar sin consecuencias.
En cuanto al boicot que se pretende hacer a empresas que están en contra de los migrantes como son las tiendas Target, Walmart y Amazon, y de las cadenas de comida Mc Donald, Starbucks y supuestamente Coca Cola, comentó que ella lo lleva a cabo por convicción, pero la realidad es que estas compañías son gigantescas y uno como cliente también las necesita.
El ejemplo más claro lo vivió la semana pasada al querer comprar un producto que solo se vende en Target y Amazon. Por si fuera poco, durante esos días se quedó sin carro, no había comprado despensa y pensó en comer algo, pero el lugar de comida más cercano que tenía era un Mc Donalds. Me contó que su esposo la regañó, le dijo que debe ser más consciente y solidarizarse: “No nos quieren”, le repite su marido constantemente.
Me dijo que antes era común que bebiera Starbucks, ahora ya no. Que su bebida favorita es el café helado, y con su boicot actualmente lo busca en algunas tiendas de las gasolinerías. En cuanto a Coca Cola, su marido dejó de comprar todos los productos y se inclinó por Pepsi. Lo más paradójico es que recientemente vio en las noticias que Coca Cola nunca estuvo en contra de los migrantes y las supuestas deportaciones de sus empleados fueron noticias falsas.
Hasta hace un par de días encontró una publicación en redes sociales en donde se hace un llamado para realizar un paro económico el 28 de febrero y sucesivamente cada semana boicots a Walmart, Amazon, Nestle, Target, McDonald y General Mills, que es la compañía de cereales Cheerios. Finalmente el 4 de julio un paro general como forma de protesta.
¿Y tu desde México, como nos apoyas?, me preguntó…