 
		Por: Manuel Velázquez Lugo
El duelo siempre será una letanía para los que lo viven… siempre será un camino lleno de espinas, dolor y oscuridad del que no todos logran salir, pero del que nadie está exento de caminar, a menos que el fin llegue demasiado pronto.
Thánatos espera en El Tártaro, paciente y sereno para llevar a las almas al descanso eterno. Junto a su gemelo Hýpnos, cumple su tarea de cortar el hilo de la vida y así mantener el equilibrio del ciclo de la existencia.
De Thánatos, que es la deidad griega que encarna la inevitabilidad de la muerte, se compone la palabra tanatología, que es el estudio de la vida que incluye la muerte. Es una ciencia que busca dar sentido al proceso de la muerte, y a su vez, brinda acompañamiento a quien atraviesa por el duelo. Y la palabra y el tema me han venido a la memoria porque hace algunos años platiqué por primera vez con una Tanatóloga. Y, si no mal estoy, fue por las mismas fechas.
Nos buscamos porque se acercaba el Día de Muertos, una fecha de gran tradición en México, donde se honra la memoria de quienes ya se han ido de este plano.
Con música, ofrendas, velas, cantos y sus comidas favoritas, los mexicanos celebran el regreso de sus muertos desde el Mictlán, quienes tienen permiso esa noche para cruzar los puentes entre ambos mundos.
Aunque no es literalmente un reencuentro -o sea, no es algo visible o palpable- las personas respetan y celebran esta fecha, manteniendo la esperanza en que algún día volverán a encontrarse con sus seres queridos.
Sin embargo, a pesar de la fiesta y la algarabía, para muchas personas llevar el duelo no es algo tan sencillo, porque a veces no encuentran la manera de desprenderse de él, y eso se vuelve peligroso.
La función del tanatólogo es brindar compañía y empatía en ese duelo. Es escuchar sin juzgar; comprender la situación y encontrar las herramientas adecuadas para que la persona pueda avanzar, pero no de prisa ni por obligación social, sino a su tiempo, a su modo, bajo sus reglas.
Y es que, muchas veces tenemos la costumbre de querer animar a las personas a dejar su duelo, su tristeza, su ansiedad o su depresión demasiado pronto, como por arte de magia. Creemos que con unas simples palmaditas en la espalda y frases motivacionales podemos borrar el duelo de alguien. Claro, la mayoría no lo hace con mala intención, ni por falta de empatía -aunque habrá quienes sí-, lo hacen por desconocimiento, porque nadie sabe cómo tratar estos temas adecuadamente.
Lo que señalaba la tanatóloga en aquel momento era justo eso, que nadie sabe cómo hacerlo, por ello se necesita paciencia y libertad, además de alguien profesional que pueda ayudar a sobrellevar la pena.
Las despedidas son importantes. Los rituales culturales son importantes. Expresar el dolor… es importante.
¿Y qué pasa cuando no se puede? Los pensamientos negativos se hacen presentes. El sentimiento de culpa, la impotencia, la rabia, la ansiedad, el miedo… nunca es sencillo entender el proceso de la muerte, no para todos. Por eso una figura que acompañe resulta importante.
Si bien, en un principio Thánatos era una deidad temida por lo que representaba, con el paso del tiempo y el entendimiento de la muerte, la percepción cambió, viéndolo como alguien benevolente, que ponía fin al sufrimiento y llevaba a las almas a su sueño eterno, de ahí la relación con su gemelo Hýpnos, deidad griega que personifica el sueño.
En la plática, la tanatóloga mencionaba que, aunque el dolor es inevitable en la vida de las personas, porque es un salvoconducto para el crecimiento, la experiencia, el carácter y la madurez, el sufrimiento es opcional, ya que cada persona tiene en sus manos el poder de decidir cuánto y hasta cuándo sufrir un duelo.
Es inevitable que en estas fechas -y quizá todo el año- muchas personas traigan a la memoria los recuerdos de sus seres queridos. Que enciendan una vela, coloquen unas flores y lancen una oración al infinito.
Es inevitable que lloren con los recuerdos… o que sonrían. Que se pregunten ¿cómo habría continuado la vida sin aquel desenlace repentino?
Todo es válido… son días para eso.
Aunque no todas las culturas han venerado como tal a Thánatos, ni hubo muchos rituales o templos que se alzaran, quizá por el miedo del simbolismo que tenía en un origen, su figura a perdurado a lo largo de los siglos, como alguien regente del descanso eterno y del equilibrio entre la vida y la muerte.
Lancemos un suspiro al universo y recordemos el eco que dejaron quienes ya forman parte de ese cosmos infinito.
UN DATO: De acuerdo con la mitología, Thánatos reside en El Tártaro, que son los dominios sombríos del inframundo, lejos de la luz de sol.
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