Sunday, 16 November, 2025

UN MINUTO DE SILENCIO


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Por: Manuel Velázquez Lugo

La empatía siguió después del horror…

El dolor colectivo, el miedo, la frustración, la tristeza, el llanto… la gratitud -por estar vivos-, el consuelo.

En los últimos 10 días la sociedad hermosillense, principalmente, pero también sonorense en general, ha transitado por un sinfín de emociones y sentimientos a raíz de una tragedia que a todas luces no debió pasar. Una tragedia que puso en jaque nuevamente a las autoridades y enlutó a toda la población. El 2025 ha quedado marcado por el fuego.

Me cuestioné varias veces cómo iba a escribir esto. Y es que, hay tantas cosas por contar y por reflexionar.

24 personas fallecieron a causa de la explosión en la tienda Waldo’s del Centro de Hermosillo. 24 vidas que llegaron a su fin aquel sábado 1 de noviembre, cuando realizaban algo tan sencillo y cotidiano como hacer las compras del día, o cumplir con una jornada laboral más. Y en unos minutos todo terminó.

“Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”, un dicho popular que ha cobrado mucho sentido en esta última semana dado que, previo al siniestro, la ciudad tenía tantos planes y tantas actividades. Había una agenda llena de festivales de Día de Muertos, de actividades artísticas y culturales, musicales; eventos políticos, reuniones empresariales… y todo se esfumó; en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. Y eso, sin contar los planes y proyectos personales que seguramente tenían también cada una de las personas que falleció.

Había demasiada algarabía por celebrar la tradición del Día de Muertos, que olvidaron que, si bien es una celebración a la memoria de quienes se han ido, no es del todo una fiesta, es una ceremonia, es un ritual que lleva respeto y solemnidad. Es la manera en la que las personas proyectan su dolor y la tristeza de no tener consigo a sus seres queridos. Y en los últimos años he visto cómo se ha tergiversado y se ha convertido en una gran fiesta llena de color… como si no doliera el hecho de no volver a abrazar a quienes alguna vez amamos.

Había tantas ganas de celebrar el Día de Muertos con luces, música y colores, que el universo nos recordó cómo se debe celebrar realmente… en silencio y con respeto; con un nudo en la garganta y la impotencia entre las manos. Porque así lo vivieron y lo están viviendo las familias de estas 24 víctimas.

¿Que si la respuesta de las autoridades fue rápida? – No.

¿Que si ha sido suficiente lo que han hecho? – No.

¿Que si fincarán responsabilidades y habrá justicia? – Ya no lo sabemos.

Esa misma noche salieron a dar la cara y emitir toda clase de comunicados e información. A decir que ya estaban realizando las investigaciones; que estaban apoyando a las familias; que todos estaban abocados a atender esta emergencia y a actuar con todos los protocolos para llegar hasta las últimas consecuencias…

¿Para qué? El mal ya estaba hecho; la tragedia ya había sucedido, y nuevamente todo apuntaba a la omisión de una dependencia, la misma que ha sido señalada una y otra vez en tragedias anteriores. El mismo escenario, las mismas conjeturas… alguien no revisó. Alguien no hizo su trabajo.

Y así es como la burocracia y la corrupción en México nos pone nuevamente en riesgo a todos.

El dolor va a permanecer, al igual que la tristeza y el miedo. Pero también la empatía y la solidaridad de la gente, los de a pie; los que realmente sentimos la impotencia de lo que pasó.

Estuve ahí al día siguiente, en las primeras horas, y observé cómo habían organizado un pequeño altar con veladoras, flores y algunas frutas, también una cruz de sal, importante en cada altar. Durante el transcurso de los días, comenzaron a llevar más velas, flores, fotografías y demás. Buscando honrar la memoria de quienes se fueron, pero también dejando un recordatorio de que ahí ocurrió una tragedia que no debió ocurrir.

Todas las culturas y mitologías tienen distintos rituales funerarios y ceremonias para honrar a sus difuntos. En todas hay un respeto y una solemnidad en el acto, porque no es una fiesta como tal; es un momento de reflexión, de silencio… de implorar por quienes se han ido, y agradecer el tiempo que nos dieron.

Las flores y las velas siempre están presentes, son ofrendas primordiales que tienen un simbolismo que va más allá del entendimiento humano.

Que cada una de las víctimas de Waldo’s descanse en paz. Que haya consuelo para sus familias. Y que esta vez, la justicia llegue.

UN DATO: De acuerdo con la tanatología, el acompañamiento para los deudos debe basarse en la empatía y el respeto. Y limitarse a escuchar a la persona y acompañarla, sin intentar que siga con su vida cuanto antes.

Te invito a que me sigas y me compartas opinión. Nos leemos en mi cuenta de X @sagvelux

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