
Por Michel Inzunza
Corría el año 2001, si la memoria no me falla, cursaba el tercer semestre de preparatoria en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Fue en ese lapso cuando, como resultado de una nueva ley orgánica, los estudiantes de la UAS tuvimos derecho al voto para la elección de rector, pero desafortunadamente fuimos votantes corrompidos.
Antes de llegar a este punto debo hacer hincapié en la lucha histórica que la UAS vivió para democratizar la elección de un rector, así como las peleas y confrontaciones que sostuvo con gobiernos estatales en turno, a fin de que la institución adquiriera plena autonomía, mismos sucesos que a mis 17 años desconocía.
Situados nuevamente en 2001 en la UAS surgió la fiesta de la democracia, un proceso “sui generis” en el que durante las campañas electorales resaltaron las carnes asadas en favor de los estudiantes y que fueron costeadas por maestros anfitriones quienes nos solicitaron el voto en favor de un candidato.
Recuerdo un viaje a la playa, en el que cientos de alumnos fuimos llevados y traídos en transporte público con gastos pagados. Pero sin duda, el derroche excesivo se vivió en los cierres de campaña afuera de la Preparatoria Central de Culiacán.
Para ello hubo acarreos masivos que partían desde las distintas unidades académicas y que tenían como destino los conciertos que ofrecieron de manera gratuita Julio Preciado o la Banda El Recodo.
Como estudiantes, poco nos detuvimos a pensar en propuestas académicas, mucho menos analizar cuánto dinero se gastó en las elecciones, tampoco cuestionamos en si había un tope de campaña y ni siquiera pensamos en de dónde salieron esos recursos que se despilfarraron.
Como resultado de la elección de 2001 Gómer Monarrez Lara fue quien obtuvo la rectoría de la UAS. En 2005, mediante votación universal, la comunidad universitaria eligió a Héctor Melesio Cuén Ojeda como nuevo rector. Después de él, una nueva ley orgánica acabó con la votación universal, debido a que el proceso se distorsionó y terminó por desprestigiar a la UAS.
Dicen los que saben que actualmente la casa rosalina se encuentra secuestrada por un grupo monolítico que considera la institución como un patrimonio particular. Algo parecido a lo que vive la Universidad de Sonora hoy en día, pues aún con la elección no se descarta que la figura de los Químicos todavía ronde por los pasillos de la Unison y en el caso de la virtual nueva rectora, Dena Camarena, se rumora que es impulsada desde por oficialismo.
Recordemos que antes de esta primera elección, la Junta Universitaria de la Unisón era quien designaba al rector en turno. La Junta Universitaria se componía por 12 miembros y cada año uno de ellos dejaba su puesto. Si tomamos en cuenta que el rector duraba en el cargo hasta ocho años y cada año elegía a un nuevo integrante de la Junta, al finalizar su periodo la Junta estaba conformada por ocho miembros incondicionales al rector y a quienes muy posiblemente se les dictaba quién era el sucesor.
Actualmente entre la comunidad académica de la Unison, bien se dice que la votación para elegir al nuevo rector fue mera simulación. Es lógico, pues en primer lugar no se arriesgaría a dejar la decisión en manos de los estudiantes, quienes representan el grueso del padrón electoral.
De acuerdo con información oficial, la matrícula de la Unisón es de 35 mil estudiantes y según la votación, un 40 por ciento de los estudiantes -alrededor 14 mil- ejercieron el voto, mientras que el número total de votos fue de 17 mil 700, lo que significa que menos de cuatro mil votos los efectuaron académicos y empleados.
Por eso, en la Unison, principalmente en el área académica, no se celebra plenamente el que haya una votación universal para elegir al nuevo rector, pues saben los riesgos que conlleva una democracia, principalmente el de las mayorías no informadas. Más bien festejan la desaparición de una Junta Universitaria que desde 1991 tuvo a la universidad un tanto secuestrada, que permitió el crecimiento de una burocracia desmedida y que acabó por sepultar el sentido social con el que se conformó la máxima casa de estudios de Sonora.
El saber de mis hijos hará mi grandeza.